lunes, 20 de julio de 2015

Un Catedral a pleno recibió miles de turistas

La nevada del viernes y sábado que muchos calificaron de "histórica" permitió disfrutar ayer de una gran jornada de esquí en el cerro Catedral, donde la temporada alta invernal quedó instalada a pleno, con turistas de todo el país y también del exterior.

Foto Diario Río Negro


El sol brilló durante todo el día, pero las temperaturas se mantuvieron bajo cero en casi toda la montaña, lo cual permitió consolidar el manto de nieve. 

La empresa Catedral Alta Patagonia informó que ayer utilizaron los medios de elevación alrededor de 7.000 personas, aunque el número de visitantes habría sido bastante mayor, si se tiene en cuenta que muchos recorrieron sólo la base del centro invernal.

La abundancia de nieve permitió que los turistas y también los barilochenses jueguen, saquen fotos e incluso tomen clases de esquí en la base, sin necesidad de ascender a los tramos medios y superiores.

Según Catedral Alta Patagonia, sólo permaneció cerrada la aerosilla Nubes en el sector alto de la ladera Sur, por riesgo de avalanchas.

A diferencia de los días previos, el camino de acceso estuvo despejado, pero la gran cantidad de nieve trajo otros inconvenientes. Ayer estaba programado un recital del grupo Miranda en la base del cerro, pero fue suspendido por la imposibilidad de armar a tiempo la logística de escenario y sonido.


domingo, 19 de julio de 2015

La monja twittera que rescata a travestis de la prostitución

Mónica Astorga. Pertenece al Monasterio de Carmelitas Descalzas de Centenario-Neuquén. Desde 2005 brinda contención y salida laboral a un grupo de mujeres.



Nació hace 50 años en Buenos Aires y a los 7 despertó su vocación religiosa, a pesar de la oposición de sus familiares. 
Siendo adolescente se incorporó a la Parroquia de San Pantaleón del barrio de Mataderos. Llegó a Neuquén en 1985.
 
“Hay una historia detrás de cada persona, hay una razón por la cual son como son, piensa en eso antes de juzgar a alguien”, dice Mónica Astorga, hermana del Monasterio de Carmelitas Descalzas Centenario-Neuquén en uno de los salones de la Capilla de Santa Teresita del Niño Jesús, ubicado en aquella ciudad. Hace treinta años que llegó a Neuquén para ordenarse en ese monasterio.

En esa vida contemplativa dedicada a la oración, Astorga siente una fuerte motivación hacia las personas alejadas de Dios, los que sufren, los que se sienten solos o sufren alguna marginalidad. “No salgo del monasterio, este es mi lugar, desde aquí puedo sostener y empujar a quienes lo necesitan. Desde allí surge mi trabajo social”, aclara. 

Actualmente trabaja para y por las mujeres transexuales de Neuquén, quienes acuden a ella para encontrar apoyo a causa de las situaciones de marginación y violencia, a las que la mayoría de ellas se ven expuestas. 

Recuerda que hace nueve años irrumpió en la tranquilidad del monasterio Romina, una chica travesti. “Romina había ido a la parroquia Nuestra Señora de Lourdes del barrio Progreso para dar el diezmo, y cuando le preguntaron de qué trabajaba, respondió que se prostituía porque por su condición de travesti no conseguía otro empleo. Le preguntaron si necesitaba ayuda y fue ahí que el padre Ítalo (Varvello) y la hermana Mariucha (Dambroggio) se contactaron conmigo y me preguntaron si podía ayudarla”, explica. 

La religiosa fue al encuentro de Romina, quien le pidió ayuda para dejar la prostitución. Luego de escuchar con suma atención la traumática historia de Romina, y no poder entender tanto sufrimiento y marginalidad, le preguntó si conocía a otras chicas que querían dejar la calle. “Me respondió ‘todas’”. Entonces le dije que las vaya a buscar. Ella se puso a reír y me contestó: ‘Son como 70’”, cuenta. 

Unos días después, Romina llegó junto a cuatro chicas trans. Lo primero que hizo fue invitarlas a la capilla para rezar, “para poner toda su vida en manos de Jesús y poder fortalecer sus vidas”, señala. Una de ellas le preguntó cómo podía rezarle a Dios si habían sido rechazadas por sus padres y familiares. “Les pedí que tengan fe porque, si no, estaban muertas. Después les consulté sobre qué querían hacer de sus vidas, qué sueños querían cumplir”, agrega. 

Romina le respondió que quería terminar el curso de peluquería y abrir una propia; Victoria también quería tener su peluquería; Luján soñaba con ser cocinera y abrir una casa de comidas. Pero la respuesta que más le impactó fue la de Katy. “Quiero tener una cama limpia para poder morir”, le dijo Katy, que en ese momento tenía 40 años.

Inquieta y solidaria, de inmediato comenzó a pensar de qué manera podía ayudar a estas chicas que querían dejar de prostituirse en la calle. Fue entonces que recurrió a Germán Cazeneuve, quien por aquel entonces era vicepresidente de Cáritas Diocesana. Armó un proyecto para poner una peluquería que en junio de 2008 se inauguró con el nombre "Lourdes", ya que el local estaba ubicado frente a la parroquia del mismo nombre, donde empezaron a trabajar Vicky, Laura y Romina. Tiempo después pudo concretar la apertura de otro proyecto: una cooperativa donde se hace costura en la que trabaja Katy, que con 47 años es una de las travestis más grandes. “Tuve el apoyo del obispo Marcelo Melani. Todo fue haciéndose de a poco”, enfatiza. Y agrega: “Con el tiempo y los proyectos que se iban concretando, las chicas fueron confiando más en mí”.  

Cuenta que muchas de ellas siguen ejerciendo la prostitución porque “más allá del dinero, lo que ellas necesitan es recibir un abrazo, una caricia, que le digan 'te quiero' aunque sea mentira”, explica. Sostiene que no puede entender que haya hombres que paguen por estar con ellas. “Es indignante porque esos hombres las levantan en la calle, las maltratan y las usan como si fueran la basura de la humanidad”, precisa. 

Hace un tiempo consiguió que el Obispado les diera una modesta casa en la calle Candelaria 180, donde las chicas tienen un espacio para reunirse, y es en ese predio donde vuelcan sus sueños de poder insertarse en la sociedad a través de un trabajo que no sea sólo vender su cuerpo.


El Twitter de la monja Mónica Astorga TWITTER
 
Pablo Montanaro
montanarop@lmneuquen.com.ar

sábado, 13 de junio de 2015

Escándalo por exhibicionista en el Club Los Pehuenes

El año pasado, en dos ocasiones, un empleado de la institución se bajó los pantalones frente a niños de 4 y 5 años. Hay una denuncia penal, pero el club intentó ocultar el hecho, y habría tomado represalias contra el denunciante.



Durante varios meses la Comisión Directiva del Club Los Pehuenes logró que no trascendiera un grave hecho ocurrido en 2014. En dos oportunidades, a mediados y fines del año pasado, un empleado del club exhibió sus genitales a niños de 4 y 5 años. El tema generó un escándalo puertas adentro de la institución, pero, internamente, se acordó evitar la trascendencia pública.

Ahora, la situación fue analizada en el Concejo Municipal, durante una reunión de la Comisión Legislativa. Es que el Presidente de la Comisión Directiva, Diego Tyslak, ofreció las instalaciones del club al Concejo para realizar allí una sesión.

El Presidente del cuerpo, Ramón Chiocconi, rechazó ante sus pares la utilización de ese espacio, y argumentó que esa institución se ve envuelta en el escándalo por el exhibicionista. “No podemos ir a sesionar a un lugar en el cual pasó un hecho tan grave, que aún no tiene resolución”, dijo a ANB.

Según pudo saber ANB, fue un empleado del club quien, a mediados de 2014, mostró sus partes íntimas a los niños, y la falta de resolución del caso sumado al intento de ocultamiento, provocó que algunos meses después se repitiera el grave hecho.

El propio Chiocconi señaló que el denunciante -otro empleado de la institución- habría sufrido sanciones por llevar a la Justicia lo sucedido. La investigación es motorizada por el fiscal Bernardo Campana. 

El Presidente del Concejo explicó que Tyslak le solicitó una reunión, durante la cual conversaron sobre el tema. El titular de la Comisión Directiva del club grabó el diálogo y más tarde lo reprodujo en una reunión de la conducción de la entidad. “Tyslak planteó que el caso estaba solucionado, pero esa no es la información que yo tengo”, señaló Chiocconi.

En el marco del debate sobre la gravísima situación, Chiocconi y su par Alejandro Ramos Mejía reiteraron que Los Pehuenes fue construido gracias a la cesión de tierras municipales, y que, por esa condición, “debiera ser un club de puertas abiertas”, que contemple los pedidos del Municipio para el desarrollo de actividades deportivas, sociales y culturales. Chiocconi recordó que el Ejecutivo encontró escollos por parte de las autoridades del club, al momento se solicitar la pileta para la concreción de actividades comunitarias. 


:: ANB

sábado, 30 de mayo de 2015

Taller de diversidad sexual y género en adultos mayores

Asistieron más de 70 personas. Fue en el marco de trabajo del Eje de Adultos Mayores de la Dirección de Promoción Social, que depende de la Secretaría de Desarrollo Humano municipal. Lo dictaron referentes de la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores (DINAPAM) de la Nación junto a la Asociación Civil Puerta Abierta a la Diversidad.



El taller se desarrolló en el SUM de UnTER, con el objetivo de sensibilizar a personas y organizaciones relacionadas con personas mayores en relación a la diversidad sexual y el género, visibilizar y fortalecer los derechos de las personas mayores Lesbianas, Gays, Transexuales, Transgéneros, Travestis, Bisexuales e Intersexuales, e impulsar la creación de una red conformada por organizaciones de diversidad sexual y de personas mayores con el fin de realizar y replicar acciones conjuntas.
La actividad se organizó en el marco del Eje de Adultos Mayores de la Dirección de Promoción Social de la Secretaría de Desarrollo Humano del Municipio, y fue dictado por la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores (DINAPAM) de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en articulación con la Asociación Civil Puerta Abierta a la Diversidad.

En una primera etapa, se debatieron temas relacionados a la diferencia entre orientación sexual e identidad de género, la importancia del acompañamiento de los grupos a personas LGTTTBI, el aumento de la expectativa de vida y su implicancia en la demografía del país, entre otros.

Al mediodía se presentó la obra de teatro “El gaucho e'la campincha”, dirigida por al tallerista Ivan Miranda. Se trata de una cautivante historia de amor entre dos gauchos, protagonizada por adultas mayores del Barrio San Francisco III perteneciente al Centro de Atención y Articulación Territorial (CAAT) Nº 1.

Luego se ofreció un almuerzo para todos los presentes y se continuó con el taller y el debate. Al finalizar el taller se entregaron los correspondientes certificados de asistencia y además se repartieron los certificados del sistema de prestación del Programa Nacional de Cuidados Domiciliarios de la Dirección Nacional de Políticas de Adultos Mayores, correspondientes a la capacitación del año 2014.

:: El Cordillerano

sábado, 9 de mayo de 2015

Prohibirán el test del VIH en los exámenes preocupacionales

Lo resolvió el Ministerio de Trabajo, aunque la resolución aún no fue publicada en el Boletín Oficial. Busca evitar la discriminación laboral.



La Fundación Huésped celebra la resolución N° 270/15 de fecha 13 de abril de 2015 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social que promueve medidas activas en pos de la no discriminación en el acceso al empleo. Entre ellas, la prohibición de la realización del test de VIH en el examen pre-ocupacional. Esta medida era reclamada por diferentes instituciones y organizaciones como una forma de reducir la discriminación a las personas con VIH en el ámbito laboral. Si bien resta su publicación en el Boletín Oficial, la misma no debería sufrir modificaciones de fondo ni demoras innecesarias para su publicación.

Desde el año 2012 Fundación Huésped realizó distintas presentaciones administrativas en la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, distintas dependencias dentro del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, el INADI, y , a través del Ministro de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, al Consejo Federal de Trabajo, con el fin de establecer esta prohibición. Hasta el momento, había un gris normativo, ya que el testeo de VIH no se proponía en los controles pre-laborales, pero muchas empresas de medicina laboral lo incluían, y si bien no se podía utilizar la información para rechazar a un postulante, muchas veces se buscaba otra excusa para no darle el trabajo a la persona que hubiera dado positivo.

“En Fundación Huésped cada año atendemos de forma gratuita más de 2900 consultas, muchas de ellas corresponden a discriminación laboral. Por eso, realizamos la petición a los organismos públicos para la eliminación del test de VIH en el examen pre-ocupacional, ya que muchas veces funciona como una barrera a la hora de emplear a una persona con VIH”, destacó Kurt Frieder, Director Ejecutivo de Fundación Huésped. “Una persona con VIH no tiene ningún impedimento para trabajar ni pone en riesgo la salud del resto de los empleados”, agregó.

En Argentina, el 71% de las personas con VIH están en edad laboral y el 23% manifiesta haber sido discriminado en el trabajo. ”Esta resolución es un gran logro para la respuesta al VIH porque permitirá mejorar la empleabilidad, y por ende la calidad de vida, de las personas con VIH en nuestro país”, señaló Mar Lucas, Directora de Programas de Fundación Huésped. “Nos ponemos a disposición del Ministerio de Trabajo de la Nación para colaborar en lo que sea necesario para la pronta y correcta implementación de esta medida”, agregó.

Con el mismo objetivo de dar respuesta a la problemática de la discriminación en el ámbio laboral, en 2009 Fundación Huésped lanzó la iniciativa “Empresas comprometidas en la respuesta al HIV/sida” que tiene por objetivo lograr que el sector empresarial implemente estrategias y actividades que contribuyan a la prevención de la epidemia y a la promoción de los derechos humanos.



https://www.huesped.org.ar/

domingo, 31 de agosto de 2014

Somos una pareja gay que cumplió su deseo de tener hijos

Una familia igual pero diferente. Los avances en fertilidad permitieron ser padres a dos hombres, gracias a la ovodonación y a las madres subrogantes. Pero lo esencial es el amor y las ganas de crecer que ellos han tenido luego de 18 años juntos.


Clarín.com 




Vos sos la mamá, no?”. Disparó la pregunta una empleada del consulado argentino en Mumbai, India, y en un primer momento nos dejó perplejos. El destinatario era uno de nosotros que le daba la mamadera a nuestro hijo, mientras el otro llenaba los formularios del trámite de su pasaporte para traerlo a la Argentina, días después de su nacimiento. Sin dudas, ella conocía perfectamente nuestra situación. Probablemente, su interés no fuera malintencionado y apuntara a otra cosa: ¿cuál de nosotros, ambos hombres de 46 años, iba a ocupar el rol de madre en esta familia que estábamos formando? Cuando salimos de la sorpresa, comprendimos el alcance de algo que jamás nos habíamos planteado en esos términos y le contestamos con total convicción: “Los dos somos sus papás”.

Estamos en pareja desde hace 18 años y el deseo que cada uno tenía de ser padre, entre tantas otras felices coincidencias, surgió desde nuestros primeros encuentros y se expresó sin temor en aquellas charlas iniciales donde íbamos conociéndonos. A los treinta años, nuestra sexualidad no formaba parte de las preocupaciones del momento; éramos aceptados sin cuestionamientos por las familias y el entorno respectivos. Tampoco dudábamos de nuestro destino profesional de científicos, elegido tempranamente: Hernán, arqueólogo; Rolando, físico. Lo que anidaba en ambos y nos llenaba el corazón de ganas y de dudas era ese deseo íntimo, de tan difícil realización.

A los amigos con hijos siempre les preguntábamos qué sentían y todos nos contestaban menos con palabras que con sonrisas de felicidad. Aunque la respuesta hubiera sido otra, cada uno necesitaba vivir esa experiencia. Con la consolidación de la pareja, se transformó en un anhelo de dos, en nada diferente del que surge entre un hombre y una mujer, más allá de la imposibilidad biológica de procrear en forma directa: formar la familia propia, trabajar duro para construirla cada día, afrontar los riesgos y disfrutar los logros de un vínculo cimentado en el acto de amar y ser amados, dando vida.

Pero, ¿cómo íbamos a hacerlo?

Si bien la adopción era una alternativa, nos ilusionaba la posibilidad del hijo propio. Por eso, como quien ansía el descubrimiento científico que traiga la cura para una enfermedad, vivíamos a la expectativa de los avances en materia de fertilización asistida. Mientras tanto, intentamos otros caminos.

Transitamos un derrotero diverso e intrincado en busca de la paternidad.

Así como nosotros queríamos ser padres, suponíamos que debía de haber parejas de mujeres lesbianas que desearan ser madres. ¿No cabía allí la posibilidad de una asociación, cada cual aportando lo suyo? Evidentemente no, la experiencia nos mostró que esas parejas querían un hijo sin padre o con uno que cumpliera una mera función nominal o social. Y nosotros queríamos un hijo para criarlo a tiempo completo.

De esos fracasos volvíamos infelices, pero no derrotados.

El deseo empujaba cada vez con más fuerza pero los impedimentos continuaban desde todo punto de vista. El procedimiento de gestación sustitutiva –por el cual se realiza una fecundación in vitro con los espermatozoides del hombre y los óvulos de una donante para la obtención de un embrión que luego es implantado en el vientre de otra mujer– ya se practicaba en los Estados Unidos. Pero un becario del Conicet y el empleado de una empresa importante –pero empleado al fin–, ¿cómo iban a afrontar los 240 mil dólares que costaba el tratamiento en esa época? No éramos Ricky Martin ni Ricardo Fort. Y por otro lado, en la Argentina todavía no existían leyes que nos ampararan.

Si las ganas no flaquean, en estas cuestiones el tiempo suele ser el mejor aliado. Otros países empezaban a implementar este tratamiento. En el horizonte, apareció India con elevadas tasas de éxito y un encuadre legal más simple y menos burocratizado que reducía los costos del tratamiento. Tomamos contacto con varias clínicas de fertilidad hasta que tomamos la decisión y en mayo de 2012 viajamos a India para entregar nuestras muestras.

La clínica coordinó todo el proceso con una sincronización extrema. Desde el punto de vista legal, India establecía claramente nuestros derechos y los de la mujer subrogante.

A diferencia de los Estados Unidos, en India rige el derecho de sangre y no el de suelo. Esta diferencia es sustancial porque implica que l a mujer gestante no posee derechos parentales y por ende no es necesario que una Corte se los suprima para otorgárselos a los padres comitentes como en el sistema norteamericano. Esto implica además que los niños nacidos por gestación sustitutiva no reciben la nacionalidad india, porque al no existir vinculo biológico entre el bebé por nacer y la mujer gestante, esta no le transfiere ciudadanía.

Lo único que faltaba era que Argentina reconociera como ciudadano a nuestro futuro hijo y le extendiera el pasaporte que le permitiría salir de India. Por entonces las leyes en nuestro país habían cambiado. Sin embargo, el trámite de inscripción del nacimiento requirió intervención judicial para lo cual contamos con el patrocinio legal de la Federación LGBT, la experiencia de Flavia Massenzio en estos temas y el apoyo de la legisladora María Rachid. También recibimos soporte y colaboración de la Cancillería, el consulado en Mumbai y la propia Embajada en Delhi. Una vez en Argentina se completaron los trámites y hoy nuestros hijos llevan nuestros apellidos. Somos felices copadres.

Hubiéramos querido permanecer en Mumbai, acompañando la gestación de nuestro primer hijo, pero la vivimos desde Buenos Aires, a través de Skype y de los informes que la clínica nos enviaba mensualmente. Y como una demostración más de que la vida se resiste a ser programada, el parto se adelantó y recibimos la noticia de su nacimiento en el aeropuerto de Heathrow, en Londres, en la escala del vuelo que nos llevaba a la India. Eramos dos hombres grandes que se abrazaban y lloraban de alegría frente a la mirada impasible del resto de los viajeros. Broma del destino: diez meses más tarde, repetiríamos la escena exactamente en el mismo sitio, al enterarnos del nacimiento anticipado de nuestro segundo hijo.

En verdad, cambios en la legislación india precipitaron su concepción que, para nosotros, ya era una decisión tomada: queríamos otro hijo que proviniera, además, de la misma donante. Fortalecer el vínculo entre los hermanos, más allá de nosotros, nos pareció otra manera de protegerlos. Y en el futuro, suponemos que al ser dos, les resultará más sencillo procesar esta historia en común.

¿Cuándo empezamos a ser padres? ¿En el momento en que los alzamos por primera vez o durante el arduo camino recorrido para llegar a ellos? Es difícil saberlo y a estas alturas no interesa, porque con la primera mamadera, el primer llanto, el primer cólico y el primer desvelo desarrollamos un instinto de protección y cuidado que se suele creer sólo es prerrogativa de las madres.

Los inicios fueron duros, como los de cualquier pareja primeriza. En nuestro caso, complicados por el hecho de que en nuestros respectivos empleos no gozamos de licencia por paternidad (en verdad, apenas dos días) ya que en la Argentina sólo se la reconoce a la madre. Vivíamos con angustia la separación que nos hacía regresar apurados y ansiosos por conocer las novedades del día.

Aprendimos a administrar el tiempo, a no pasar juntos toda la noche sin dormir para que uno de los dos tuviera resto al día siguiente. También alternamos nuestros horarios de trabajo para que siempre hubiera alguien con el bebé, e incorporamos la invalorable ayuda de Gabriela, que vino a trabajar en casa. La alimentación y la higiene se transformaron en temas prioritarios: cambiamos los pañales antes de dar la mamadera (como nos enseñaron en India) para que estén bien despiertos a la hora de comer. Y en la época de los purecitos y los sólidos, nos preocupamos porque la comida les resulte tan sabrosa como nutritiva. Las abuelas se ocupan de que no falten postrecitos caseros.

La familia vivió con emoción todo el proceso, pero Floresta, nuestro barrio, nos sorprendió con una algarabía inusitada. Vecinos de todas las edades se acercaron a felicitarnos y siguen de cerca los progresos de nuestros chiquitos que hoy tienen 17 y 7 meses.

“Van a ser muy buenos padres”, nos decía el tapicero, un señor mayor, mientras nos estrechaba efusivamente las manos. La sinceridad de ese gesto, como la de tantos otros, nos desarmó.

Se preguntarán cómo habremos de contarles a nuestros hijos su origen. Hemos armados dos álbumes: dos libros que contienen esas fotos que no deben faltar, y a las que les agregamos textos sencillos que las explican. Hay imágenes de nuestra donante en los álbumes de los chicos. También de las dos mujeres que los dieron a luz y de los profesionales que las asistieron. Desterramos de nuestro vocabulario la expresión “alquiler de vientre”, porque no hace justicia a todo el proceso por el cual la mujer atraviesa durante la gestación, donde pone todo su cuerpo, su voluntad, su disposición. Que ellas tengan rostros identificables para nuestros hijos, nos parece fundamental.

En estos casos de gestación sustitutiva, se estila realizar tras el parto una pequeña e íntima ceremonia, muy importante desde lo simbólico. Consiste en entregar regalos para la gestante y sus hijos (la legislación india establece que la mujer sea casada y tenga hijos propios, como condición para la subrogación). De todos estos momentos, atesoramos fotografías que serán un legado para nuestros niños, un mensaje claro y amoroso acerca de cómo llegaron a ser quienes son. No habrá huecos ni puntos oscuros en relación con su identidad, que irán conociendo en la medida de sus requerimientos. Amor y verdad son los dos pilares sobre los que pretendemos edificar nuestra familia.

No seríamos honestos si afirmáramos que no nos preocupa que puedan ser discriminados en la escuela, que les pregunten por su madre, que sientan ese vacío. Es un riesgo al que habremos de enfrentarnos, como a tantos otros. Confiamos en que haciendo visible nuestra copaternidad como un nuevo tipo de familia posible, las barreras del prejuicio serán poco a poco derribadas con una comprensión similar a la que encontramos en el barrio.

Habrá que explicar, claro, porque lo nuevo siempre despierta sorpresa y curiosidad. Como cuando vamos al supermercado y nunca falta el comentario “se ve que las mujeres los agarraron de niñeros”. La respuesta va modificando el gesto en los rostros de nuestros interlocutores: las cejas se arquean, las bocas se abren y ensayan una sonrisa mientras nosotros, inflando el pecho, empujamos orgullosos los carritos hacia la hilera de cajas.

Clarín.com