Nadia Rodríguez subrogó su vientre y permitió que Javier y Miguel sean padres en Bariloche
Habían pensado en la posibilidad de viajar al exterior para realizar un “tratamiento de fertilidad de alta complejidad con subrogación de vientre”, hasta que supieron que podían concretarlo en Argentina, con el apoyo de Nadia.
Amparo, una beba de apenas 2.675 kilos, nació este miércoles en el Instituto Materno Infantil (IMI). Es la primera beba en Río Negro que nace de un tratamiento con subrogación de vientre subrogado y que, siendo recién nacida, ya pudo ser inscripta con los apellidos de sus padres.
Sucede que antes de iniciar el tratamiento de fertilidad, la pareja concurrió al Juzgado de Familia. “Normalmente en Argentina, es al revés. Primero nace el bebé y luego, se hace el trámite legal. En este caso, con el fallo de la jueza Criado, pudimos inscribir a Amparo con nuestros apellidos”, explicó Miguel Fernández, médico obstetra y padre de la niña.
El trámite puede demorar años y según Miguel, condiciona en gran medida, desde la obra social hasta la imposibilidad de sacar al bebé del país ya que se requiere el permiso de la subrogante. “Ha habido casos en que la madre se apropia del bebé y Argentina marca que madre es la que va a parir. Sabíamos que con Nadia estaba todo más que bien, pero preferíamos hacerlo de esta manera antes de arrancar”, contó.
El fallo demoró apenas seis meses. A partir de ahí, la pareja inició el tratamiento médico, con una especialista en fertilidad. “La subrogante aportó el útero. Se empleó una muestra de esperma de alguno de nosotros dos, con un banco de óvulos. Los embriones se transfirieron al útero de Nadia que es compañera del trabajo y amiga desde que llegamos a Bariloche”, advirtió el hombre de 39 años.
Explicó que los óvulos provenían de Buenos Aires ya que, con la pandemia, no había muchos donantes. “Se siembran varios óvulos y prenden varios embriones. ¿De quién de los dos es el esperma? No lo sabemos ni nos parece relevante”, reconoció.
La pareja jamás había barajado la posibilidad de hacer este tipo de tratamiento en Argentina. «Uno piensa que solo se hace en el extranjero y la ley argentina establece que las obras sociales deben cubrir los tratamientos de fertilidad y la subrogación es una de las maneras», planteó.
Por lo general, quienes ofrecen su vientre suelen ser familiares o amigos porque a diferencia de Estados Unidos o Europa, Argentina no admite la parte económica.
Miguel destacó el ofrecimiento de Nadia, al que calificó como «un acto de amor enorme para darle felicidad al prójimo. Ella puso su cuerpo con lo que implica transitar un embarazo».
Aseguró que el embarazo «fue una hermosa experiencia» y contó que los tres concurrían a cada control médico y las ecografías. Hasta el último momento, no supieron que se trataba de una niña. Amparo nació por cesárea ante la mirada conmovida de Miguel y Javier. «En el centro nos dejaron ser partícipes y nos contuvieron. Estamos muy emocionados, pendientes de cada detalle, como todo padre primerizo», describió.
A pesar de su decisión firme, la mujer de 38 años contó que puso una única condición: "tener acompañamiento terapéutico previo, durante y post embarazo".
"Siempre me planteé que iba a gestar a mi sobrina. Obviamente hay emociones y momentos pos parto, como ganas de llorar, pero la verdad es que estoy feliz de haberlo hecho y lo volvería hacer. Desde el principio, una de las condiciones que puse, fue tener acompañamiento terapéutico previo, durante y pos embarazo porque no sabés para dónde te pueden llevar las hormonas", expresó en una entrevista realizada para radio Nacional Viedma.
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